Virgen del cerro de Salta y María Livia

Hace poco el cura de mi parroquia me preguntó que cosas agradecerías a Dios y le respondí: mi Fe, pues sin ella no podría haber soportado tantas cosas que pasaron en mi vida con dignidad y entereza (algunas contadas aquí en el blog y otras guardadas en mi corazón).

De muy joven cambié los hábitos, por una vida laica. Consciente que TODOS estamos llamados a SER SANTOS, sentí que la forma de manifestar mi amor era en la vida cotidiana,en mi trabajo, en la calle...haciendo y dando lo mejor de mi...

Pero para poder encender mi vida todos los días, debo rezar mucho pues tengo muchos defectos, y cada día le pido a Dios que me ayude a ser mejor persona. Entre otras, una forma de ayudarme a tomar conciencia y cargar energías, es asistir a la misa dominical, es como un viático que me sostiene espiritualmente durante toda la semana.

En ésta búsqueda espiritual, he escuchado y leído mucho sobre la Virgen del cerro y la señora Maria Livia así es que organizamos el viaje a la ciudad de Salta...
Para conocer los horarios de visita al santuario entré en la página oficial http://www.inmaculadamadre-salta.org/obra/ .
Allí mencionan que el santuario con la imágen de la virgen permanece abierto todos los días. Pero sólo los días sábados es cuando está presente la señora María Livia (quien dice recibir los mensajes celestiales). Tanto los días sábados programados como Jornadas o como Peregrinación uno recibe de ella su oración de intercesión.

Nosotros asistimos un sábado de Jornada.
A las 8 de la mañana, el taxista nos pasó a buscar por el hotel y nos dejó en la base del cerro, donde estacionan cientos de ómnibus de peregrinos. Desde allí la gente que puede hacer trekking por la ladera del cerro, comienza el ascenso, pero si tiene algún impedimento físico, es transportado en un colectivo de manera gratuita hasta la cima.
Arriba, está la ermita con la imágen que percibió la señora María Livia de la virgen y alrededor hay tablones de madera para que la gente pueda sentarse a rezar. Separado con sogas hay un sector especial con sillas plásticas para los ancianos y los enfermos.

Los voluntarios se identifican con un pañuelo sobre los hombros están súper organizados y con una voz amable y firme dan las indicaciones donde sentarse, donde quedan los baños químicos, cual es la fila para entrar a la ermita....Solicitan que no saquen fotos durante la ceremonia, silencio y un clima de oración ya que no es un lugar turístico y debe ser respetado como santuario para estar en comunión con Dios, y poder orar...
Todos recibimos una estampita con una oración y unas consignas para rezar en silencio mientras aguardamos el arribo de la señora Maria Livia al lugar.

Cuando ella llega comienza la ceremonia con la lectura del día, luego el rezo del rosario de todos los feligreses y por último un cura da una bendición.
Acto seguido los enfermos y los niños del sector especial pasan en fila al frente asistidos por los voluntarios, donde la señora María Livia les coloca una mano sobre los hombros y reza una oración, y se retiran del lugar.
Luego los voluntarios hacen pasar en fila a la gente sentada en los tablones de madera, así uno al lado del otro espera la mano y la oración de Maria Livia sin intercambiar palabras con ella.
Detrás de cada persona siempre hay un voluntario, pues algunas personas cuando ella le pone la mano sobre el hombro se les afloja el cuerpo, y allí los voluntarios los sostienen para ayudarlos a descansar en el piso. A mi me sucedió: se siente una paz infinita, el cuerpo y la mente super relajados, pero con una fuerza espiritual enorme. Nunca mejor el párrafo de la Biblia: "si Dios está conmigo quien contra mi..."
Luego de ésta experiencia y con mi corazón muy movilizado hicimos la fila para conocer la imágen de la virgen en la ermita y orar allí.
A un costado hay un buzón para dejar las intenciones, los voluntarios acomodan bolsones repletos de papelitos escritos por la gente.
Y algo mas conmovedor son los miles de rosarios que dejan los fieles colgados de las ramas de los árboles que la rodean.

Es una experiencia maravillosa. Hasta mi marido que es mas escéptico, se sintió reconfortado.
En éste mundo tan individualista y destructivo, creo que cada uno desde sus creencias, debe nutrirse diariamente de cosas que llenen su espíritu de paz y los hagan mejores personas para su comunidad. Necesitamos un mundo mejor y eso empieza desde cada uno aportando su granito de arena...

Dios los bendiga.